martes, 2 de agosto de 2022

Frecuencia de malos tratos en la pareja en una muestra de hombres y mujeres

 

    En el año 2018, profesionales relacionados con la Psicología Legal y Forense decidieron estudiar si, efectivamente la frecuencia de malos tratos en hombres y mujeres de Las Palmas de Gran Canaria era similar o distinta a la descrita por otros autores de otros lugares del mundo. Diversos autores/as han presentado estudios que sugieren que no existen diferencias estadísticamente significativas en cuanto a la frecuencia de malos tratos dentro de la pareja entre hombres y mujeres, afirmando que lo que difiere entre ambos géneros no es lafrecuencia de la violencia si no las consecuencias derivadas de lamisma (Strauss, 2004;Muñoz-Rivas, Graña, O’Leary y González, 2007) .


    En el presente estudio se emplea una versión del cuestionario de los malos tratos a mujeres de Delgado, Aguar, Castellano y Luna delCastillo (2006) idéntica a la original, en la versión para mujeres. La versión masculina, cambia los pronombres (él por la), substituyendo el término “marido” por “esposa”, permaneciendo intacto el término “pareja” y permaneciendo inalterables los demás ítems. Adicionalmente al cuestionario, los participantes firmaron el pertinente consentimiento informado. Las entrevistas las realizó una entrevistadora independiente reclutando los participantes a pie de calle, de manera que los investigadores que diseñaron el estudio en ningún momento entraron en contacto con los participantes.


    La muestra se compuso de un total de 40 personas, siendo 21 de ellas varones y 19 mujeres. Los resultados del ANOVA indican que tan sólo existen diferencias existentes en el ítem nº 6.”¿Le ha pegado?”, no encontrándose diferencias en las demás preguntas de la prueba entre hombres y mujeres, como puede observarse en la siguiente tabla:



    De acuerdo con el análisis de estadísticos de la muestra, la media masculina (Mean=1.71) posee una media mayor que el grupo femenina (Mean=1.21) en el ítem 6. Por tanto, en el presente estudio se encuentra que los varones afirman haber sido pegados por sus parejas con mayor frecuencia que lo indicado por las mujeres, si bien la muestra es muy reducida para extrapolar estos datos de la muestra la población.


    En cuanto a la edad de los participantes no se encontraron diferencias estadísticamente significativas con ningunos de los ítems de la escala. Observando las correlaciones de Pearson entre la variable género y los ítems del 1 al 3, se encuentran correlaciones de Pearson bajas o muy bajas, y ninguna de ellas mantiene una relación significativa a nivel estadístico (>0.05).



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    Las correlaciones de Pearson entre la variable género y los ítems que van desde el 4 al 6 son bajas o muy bajas, siendo las correlación más alta la del ítem 6 (0.325), siendo este ítem el único con una correlación de significación estadística, si bien la correlación es baja:


    El análisis de las correlaciones de Pearson del género con los ítem que van desde el ítem 8 hasta el 10 indican que no existen diferencias de significación estadística en ninguno de estos ítems, siendo las correlaciones con el género bajas o muy bajas: 



    Analizando las correlaciones de Pearson entre los ítems de la prueba, los tres primeros ítems mantienen correlaciones altas y de significación estadística, con correlaciones superiores a 0.7, entre los ítems 2 y 3 con el ítem 5 (0.762 y 7.04 respectivamente) , siendo también alta la correlación entre los ítems 3 y 4 (0.72) :


     Continuando con la exposición de la magnitud de las relaciones entre los ítems, se encuentran relaciones positivas altas, superiores a 0.70, y estadísticamente significativas del ítem 3 con los ítems 4 y 5, así como entre el ítem 5 y el ítem 6:


    Ya en la parte final del cuestionario se encuentran algunas correlaciones moderadas, entre 0.4 y 0.69, entre los ítems 3 y el 10, así como entre el ítem 6 y el 10, siendo éstas de significación estadística, tal y como puede observarse en la tabla:

   Empleando análisis estadísticos no paramétricos (Tau de Kendall) las conclusiones son que, el único ítem estadísticamente significativo es el ítem 6 con un coeficiente de correlación de Tau de 0.304, siendo por tanto, una correlación débil. Los restantes ítems de la prueba revelan correlaciones bajas o muy bajas y no estadísticamente significativas con el género.

    La muestra de este estudio es muy reducida e insuficiente para extrapolar los datos de la muestra a la población. Por otro lado, medir la frecuencia de la violencia dentro de la pareja sin medir las consecuencias de dicha violencia, es sólo investigar una parte incompleta de un problema complejo y extenso.  Con todo, las conclusiones de este humilde estudio apuntan en la línea de que existen pocas diferencias en la frecuencia de malos tratos entre hombres y mujeres, en la línea apuntada por autores/as que sostienen que no existen diferencias estadísticamente significativas en la frecuencia de malos tratos entre ambos géneros (Strauss, 2004;Muñoz-Rivas, Graña, O’Leary y González, 2007). Por tanto, se recomienda que las investigaciones futuras contemplen la frecuencia de la violencia dentro de la pareja conjuntamente con las consecuencias lesivas de las mismas, con el fin de recrear adecuadamente el fenómeno de la violencia dentro de la pareja. 


Referencias bibliográficas:


Delgado A, Aguar M, Castellano M, Luna del Castillo Jde D. Validación de una escala para la medición de los malos tratos a mujeres [Validation of a scale to measure ill-treatment of women]. Aten Primaria. 2006 Jun 30;38(2):82-9. Spanish. doi: 10.1157/13090429. PMID: 16828011; PMCID: PMC7679811. En web: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7679811/pdf/main.pdf


O'Leary, K. D., Slep, A. M. S., Avery-Leaf, S., & Cascardi, M. (2008). Gender differences in dating aggression among multiethnic high school students. Journal of Adolescent Health,42(5), 473-479.


Straus, M. (2004). Prevalence of dating violence against dating partners by male and female university students worldwide. Violence against women, 10 (7), 790-811. 


lunes, 1 de agosto de 2022

La escala Index of Spouse Abuse (ISA) en versión masculina: Un cuestionario doblemente sesgado.

 

 Foto de Tima Miroshnichenko: https://www.pexels.com/

    En un artículo anterior ya se ha analizado cómo la frecuencia de los malos tratos en la pareja es similar a hombres y mujeres. También se ha analizado que, aunque no existen diferencias en la frecuencia de los malos tratos en cuanto al género, sí existen diferencias importantes en las consecuencias del daño sufrido (Strauss, 2004). Recordemos el estudio de Muñoz-Rivas, Graña, O’Leary y González (2007) en el que evidenciaron que las mujeres dijeron haber sufrido “cortes leves o moretones” por las agresiones de sus parejas un porcentaje 3 veces más alto que el de los hombres. Más concretamente, un 11.9% de las mujeres dijeron haber sufrido cortes leves o moretones por las agresiones de sus parejas mientras que tan sólo un 4.1% de los hombres afirmó haber sufrido tales lesiones. En este mismo estudio, los autores exponen que un 2.4 por ciento de las mujeres expresó haber requerido tratamiento médico/hospitalización por las lesiones, mientras que un 1.6 % de los hombres afirmó haber recibido tal tratamiento a causa de las mismas. Por tanto, existen indicios suficientes para afirmar las consecuencias de las agresiones en la pareja son más graves que en las mujeres que en los hombres.

    Cada agresión o episodio de agresiones es distinto, particular y debe ser analizado en cada caso de acuerdo con su contexto, antecedente y precedente . Ahora bien, al parecer hay autores que consideran que los “puñetazos” generan las mismas lesiones que los “golpes o arañazos”. Este parece ser el caso de Santos-Iglesias, Sierra y Vallejo-medina (2013) los cuales afirman haber investigado las “Propiedades psicométricas del Index of Spouse Abuse en una muestra de varones españoles” (Santos-Iglesias, Sierra y Vallejo-Medina,2013) 3 . La Index of Spouse Abuse (ISA) es un instrumento tradicional de los años ochenta (Hudson y Mcintosh, 1981), y se diseñó para estudio de los malos tratos dentro de la pareja en mujeres. Estos autores decidieron usarla en hombres. Hasta ahí todo correcto. El problema vino cuando decidieron cambiar la séptima pregunta original del ISA relativa a “7. Mi pareja me da puñetazos” 3 por “ 7. Me golpea o araña” 2. El ítem o pregunta 14 de la ISA original es “14. Mi pareja es tacaña a la hora de darme dinero para los asuntos de la casa” 3 mientras que en la versión de la ISA para hombres de Santos-Iglesias, Sierra y Vallejo-Medina (2013) es “14. No me presta diner ” 2. La pregunta 15 en la versión original es “15. Mi pareja controla lo que gasto y a menudo se queja de que gasto demasiado (por ejemplo en ropa, teléfono, etc).” 3 . .Al parecer para ciertos los doctores la Universidad de Granada (España) la pregunta 15 de la ISA era equivalente a: “15. Me repite que soy tonto”. En la versión original de la ISA la pregunta es: “27. Mi pareja no respeta mis sentimientos, decisiones y opiniones”. En cuanto a la versión propuesta por Santos-Iglesias, Sierra y Vallejo-Medina la pregunta 27 para hombres es: “27. Actúa como una cobarde conmigo”.

    Podría pensarse que es poco importante el contenido de las preguntas pues tantos hombres como mujeres pueden sufrir golpes y arañazos, pueden ser llamados “tontos” por sus parejas El problema adicional de esta investigación es que tan sólo emplearon hombres en su estudio, en concreto varones. De esta manera, el cuestionario ISA de Santos-Iglesias, Sierra y Vallejo-Medina (2013) no sólo tiene poco que ver con el instrumento original, si no que además tiene sesgos importantes en la muestra. Es decir, esta versión de la ISA de Santos-Iglesias, Sierra y Vallejo-Medina (2013) por un lado está sesgada idelógicamente ya que libremente modifica los contenidos de la versión original . El segundo sesgo viene de la mano de emplear una muestra tan sólo masculina.

    Por tanto, desde Resúmenes de Psicología Legal y Forense desaconsejamos taxativamente el uso de la versión de la I.S.A. propuesta por Santos-Iglesias, Sierra y Vallejo-Medina (2013) publicada en la revista Terapia Psicológica. Si lo que se desea es abordar un caso de maltrato en la pareja en la que la víctima sea un varón, existen otros procedimientos psicológicos más adecuados para estudiar los malos tratos en hombres.

REFERENCIAS:

1Straus, M. (2004). Prevalence of dating violence against dating partners by male and female university students worldwide. Violence against women, 10 (7), 790-811.

2Santos-Iglesias, Pablo & Sierra, Juan & Vallejo-medina, Pablo. (2013). Propiedades psicométricas del index of spouse abuse en una muestra de varones españoles. [Psychometric properties of the index of spouse abuse in a spanish male sample]. Terapia Psicologica. 31. 209-217. En web: https://www.researchgate.net/publication/240917555_Propiedades_psicometricas_del_index_of_spouse_abuse_en_una_muestra_de_varones_espanoles_Psychometric_properties_of_the_index_of_spouse_abuse_in_a_spanish_male_sample


3Index of spouse abuse (ISA). Podrán encontrar la ISA de Hudson y Mcintosh, 1981 en la página 120 de la siguiente GUÍA PRÁCTICA RÁCTICA CLÍNICA editada por el Servicio Murciano de Salud. En web:

https://portal.guiasalud.es/wp-content/uploads/2018/12/GPC_470_maltratadas_compl.pdf


Muñoz-Rivas, M., J., Graña, J., L., O´Leary, K., D. y González, P. (2007). Physical and psychological aggression in dating relationships in Spanish university students. Psicothema, 19(1), 102-107.En web: http://www.psicothema.com/pdf/3334.pdf

Violencia bidireccional en la pareja, frecuencia de malos tratos entre hombres y mujeres dentro de la pareja e intensidad de la violencia.

 


    Se puede entender por violencia bidireccional dentro de la pareja el conjunto de tácticas de magnitud desproporcionada susceptibles de causar daño físico o psicológico a la pareja y que son empleadas de manera intencionada por ambos miembros de la misma. Uno de los primeros autores en investigar esta cuestión fue Makepeace (1981), el cual llevó a cabo una investigación sobre la naturaleza y prevalencia de la violencia de pareja, poniendo de manifiesto que, uno de cada cinco estudiantes universitarios habían sufrido abuso físico a manos de sus parejas. De hecho, se ha sugerido que la “violencia bidireccional está presente en un número importante de casos, definiéndose incluso como el patrón de violencia más común dentro de la pareja” (Hernández, 2015; Fiebert, 1997; Archer, 2000; Langhinrichsen-Rohling et al., 2012).

    El fenómeno de la violencia dentro de la pareja alcanza cifras de prevalencia importantes desde hace años (Hernández, 2015; Makepeace, 1981; Foo y Margolin, 1995; Archer, 2000; Katz, Carino y Hilton, 2002; Straus, 2004; Straus y Ramirez, 2007). En cuanto al nivel de prevalencia, varios autores han sugerido que el padecimiento de algún tipo de violencia dentro de las parejas jóvenes se sitúa en torno al 30-40% (Muñoz-Rivas, Graña, O’Leary y González, 2007; O'Leary, Slep, Avery-Leaf y Cascardi, 2008; García-Díaz, Lana-Pérez, Fernández-Feito, Bringas-Molleda, Rodríguez-Franco, y Rodríguez-Díaz, 2018). De hecho, en nuestro país se ha estudiado (Muñoz-Rivas, Graña, O’Leary y González, 2007) la frecuencia de comportamientos violentos en una muestra de 1886 jóvenes estudiantes, de edades comprendidas entre los 18 y los 27 años. Las conclusiones fueron que las conductas de abuso verbal y las conductas de celos son las agresiones psicológicas más comunes en ambos sexos, en dicha franja de edad. Adicionalmente, cuando se preguntó si sus parejas les habían insultado no se encontraron diferencias entre hombres y mujeres. En concreto, el 47,7% de las mujeres afirmó que sus parejas masculinas les habían insultado. Por otro lado, el 46,5% de los hombres declaró haber sido insultado por su parejas femeninas. En cuanto a las amenazas físicas, el 7,8% de las mujeres afirmaron que algún momento sus compañeros sentimentales las amenazaron con agredirlas físicamente. En cuanto a los hombres, un 14,1 % declaró que en algún momento sus parejas les amenazaron con agredirles físicamente. De tal suerte que estos autores (Muñoz-Rivas, Graña, O’Leary y González,2007) hablan de dos clases de violencia, la primera de ellas, “Agresión Física Leve” que comprende conductas como restringir físicamente, arrojar objetos o patear. Lo que descubrieron fue que, en población española, un 1.5 % de las jóvenes estudiantes femeninas expresaron haber sido abofeteadas por sus parejas. En cuanto a los hombres, un 9.0% de los varones afirmaron haber sido abofeteados por sus parejas (Muñoz-Rivas, Graña, O’Leary y González, 2007), existiendo diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos. En lo que a recibir patadas, golpes, empujones o agarrones no existieron diferencias entre hombres y mujeres. Cuando se preguntó por “Agresiones Físicas Severas” se distinguieron tres tipos de conductas: “Intento de ahogo/asfixia”, “dar una paliza” o “amenazar con un cuchillo o un arma”. La conclusión extraída, en cuanto a estas “Agresiones Físicas Severas”, es que no se encontraron diferencias entre hombres y mujeres, tal y como apuntan los autores, por representar un porcentaje muy bajo (Muñoz-Rivas, Graña, O’Leary y González, 2007). Las cifras de ocurrencia de estos fenómenos de “Agresiones Físicas Severas” informados por el grupo femenino oscilaron entre el 0,1 % (recibir una paliza) hasta el 0,4% (ser amenazada con cuchillo o arma), pasando por un 0,2 % que informaron de intentos de ahogo o asfixia a manos de sus parejas masculinas. El grupo masculino informó haber sufrido intentos de ahogo/asfixia en un 0.4%. En cuanto a las amenazas con arma o cuchillo, un 0.4 % de los hombres informó de haberlas padecido. En lo tocante a haber sufrido palizas, un 0.1 % de la muestra masculina informó haberlas vivido en el contexto de la pareja.

    Es esencial distinguir la frecuencia de las conductas de malos tratos dentro de la pareja de la intensidad o consecuencias de la violencia. De cara a analizar las consecuencias de la violencia física, un 11.9% de las mujeres dijeron haber sufrido cortes leves o moretones por las agresiones de sus parejas, un porcentaje 3 veces más alto que el de los hombres (4.1%) que también sufrieron tales lesiones (Muñoz-Rivas, Graña, O’Leary y González, 2007). Un 2.4 por ciento de las mujeres expresó haber requerido tratamiento médico/hospitalización por las lesiones, mientras que un 1.6 % de los hombres afirmó haber recibido tal tratamiento a causa de las mismas. Por tanto, de acuerdo con algunos autores (Muñoz-Rivas, Graña, O’Leary y González,2007) parece darse cierta similaridad en el número de las conductas susceptibles de malos tratos, si bien existen indicios de que las consecuencias de las agresiones físicas para las mujeres son más graves (Straus, 2004).

Referencias bibliográficas:

Archer, J. (2000). Sex differences in agression between heterosexual partners: A meta-analytic review. Psychological Bulletin, 126, 651-680.


Fiebert, M., S. (1997). Annotated bibliography: References examining assaults by women on their spouses/partners", en DANK BM / REFFINETTE R (Editors) Sexual Harassment & Sexual Consent", Vol. 1, Transaction Publishers, New Brunswick, 273-286.


Foo, L. y Margolin, G. (1995). A multivariate investigation of dating aggression. Journal of Family Violence, 10, 351-377.


García-Díaz, V., Lana-Pérez, A., Fernández-Feito, A., Bringas-Molleda, C., Rodríguez-Franco, L., & Rodríguez-Díaz, F. J. (2018). Actitudes sexistas y reconocimiento del maltrato en parejas jóvenes. Atención Primaria, 50(7), 398-405.


Hernández, P. (2015). Análisis de la Violencia de pareja bidireccional desde un punto de vista victimodogmático. Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología 17 (05) pp.: 1-34en web: http://www.pensamientopenal.com.ar/system/files/2015/06/doctrina41377.pdf


Katz, J., Carino, A. y Hilton, A. (2002). Perceived verbal conflict behaviours associated with physical aggression and sexual coercion in dating relationships: A gender-sensitive analysis". Violence and Victims, 17(1), 93-109.


Langhinrichsen-Rohling, J., et al.(2012) .Rates of bidirectional versus unidirectional intimate partner violence across samples, sexual orientations, and race/ethnicities: A comprehensive review. Partner Abuse, 3(2), 199-230.


Loira, M. C. R. (2009). La violencia de género bidireccional: el maltrato hacia los hombres: una realidad" invisible (Doctoral dissertation, Universidade de Santiago de Compostela).


Makepeace, J., M. (1981). Courtship violence among college students. Family relations, 30, 97- 102.


Muñoz-Rivas, M., J., Graña, J., L., O´Leary, K., D. y González, P. (2007). Physical and psychological aggression in dating relationships in Spanish university students. Psicothema, 19(1), 102-107.http://www.psicothema.com/pdf/3334.pdf


O'Leary, K. D., Slep, A. M. S., Avery-Leaf, S., & Cascardi, M. (2008). Gender differences in dating aggression among multiethnic high school students. Journal of Adolescent Health,42(5), 473-479.


Straus, M. (2004). Prevalence of dating violence against dating partners by male and female university students worldwide. Violence against women, 10 (7), 790-811.


Straus, M., Gelles, R., J. y Steinmetz, S., K. (1980, 2006). Behind closed doors: Violence in the American family. Doubleday/Anchor Books. New York. Reeditado en 2006 por Transaction Publications.


Straus, M. y Ramírez, I. (2007). Gender symmetry in prevalence, severity and chronicity of pshysical aggression against dating partners by University students in Mexico and USA. Aggressive Behavior, 33, 281-290.