miércoles, 1 de julio de 2020

La crisis de la credibilidad






Corría la década de los años 50 cuando el gobierno alemán le solicitó a Udo Undeutsch que elaborara un método para saber qué niños tenían indicios de abusos sexuales y cuales no. Con ese fin nació la primera versión del Statement Validity Assessment (S.V.A.),  cuyo significado en castellano es Evaluación de la Validez de la Declaración. En esencia, Undeutsch descubrió que era posible saber qué relatos eran falsos y cuáles verdaderos en función de lo que decían los niños y niñas. La técnica S.V.A.  fue retocada a lo largo de los ochenta y noventa por Steller y Köhnken (1989) y Raskin y Esplin (1991), introduciendo cambios y mejoras que fueron permitiendo saber hasta qué punto era efectivo el SVA. Ahora bien, lejos de ser un método objetivo, diversos expertos concluyeron que tan sólo era un método “semi-estandarizado para la evaluación de la credibilidad de las declaraciones”(citado en 1 ).

En cuanto a la eficacia de esta clase de métodos, en el año 2000 1, diversos autores( Santtila, Roppola, Runtti y Niem,2000) indicaron que, empleando una parte del S.V.A. llamada C.B.C.A., la tasa de clasificación correcta de las declaraciones era del 65 %. Buscando incrementar estos niveles de eficacia, otros autores decidieron usar el C.B.C.A. junto con otra técnica, llamada Reality Monitoring (R.M.), obteniendo una tasa de acierto del 79 %. Posteriormente, otros investigadores (Vrij, Akehurst, Soukara y Bull, 2004b) usaron el C.B.C.A. más el R.M. llegando a la conclusión de que la tasa de eficacia era mas baja de lo inicialmente pensado, del 74%. Estos estudios se llevan a cabo, la mayor parte, dentro del laboratorio de psicología. Y, sin duda, hay estudios de campo, es decir en el contexto real, que afirman que llega al 100% de eficacia. Pero de eso hace ya tiempo.

Con el paso de los años los estudios sobre el CBCA se han ido acumulando. Más o menos recientemente,  la doctora Amado junto con otros investigadores/as 2 (2015, 2016) recogieron una gran parte de estos estudios al respecto y encontraron que las tasas de error de esta clase de métodos estaban en torno al 31.5% para menores y del 36,5% en adultos. Y es que, una de las principales críticas que han recibido los métodos de análisis de la credibilidad es que como fueron ideados para menores, por lo que existen muchos menos estudios en adultos (ver  CBCA en adultos). 

¿Funciona el SVA/CBCA? Sí, al menos, mejor que el azar. ¿Tiene unos niveles adecuados de eficacia para su empleo como técnica forense? Hay opiniones a favor y las hay en contra, pero lo cierto es que  hay opiniones sólidas recientes (2017) que han llegado a afirmar que: “ el S.V.A. no cumple con la demanda de objetividad en la conclusión que se requiere a una técnica forense”  (citado 2 , página 178). 

Conscientes de estos hechos, investigadores/as de la Universidad de Santiago de Compostela y Vigo crearon hace años un método denominado Sistema de Evaluación Global o S.E.G. Fue desarrollado como “un procedimiento de detección de la mentira y el engaño en procesos judiciales adaptado al sistema judicial español”. En esencia, sus autores lo han descrito como: “un compendio de diversas estrategias de análisis de la fiabilidad (C.B.C.A y Reality Monitoring) y validez de la declaración (S.V.A. y .S.R.A.) a la vez que de la huella psicológica y de la simulación de la misma” (citado en Arce, R., y Fariña, F., 2005. Título: PERITACIÓN PSICOLÓGICA DE LA CREDIBILIDAD DEL TESTIMONIO, LA HUELLA PSÍQUICA Y LA SIMULACIÓN: EL SISTEMA DE EVALUACIÓN GLOBAL (SEG). Publicación: Papeles del Psicólogo, 2005. Volumen 26, páginas de la 59 a la 77). 

Un año después (2006), el S.E.G fue aplicado a la valoración de secuelas de accidentes de tráfico cuyas conclusiones se pueden encontrar en el estudio de los autores Arce,  Fariña,  Carballal  y Novo (2006), titulado: “Evaluación del daño moral en accidentes de tráfico: Desarrollo y validación de un protocolo para la detección de la simulación”, publicado por la revista Psicothema, en su número 18, en las páginas 278-283. 

Posteriormente, el S.E.G. fue aplicado al área de violencia de género (Arce, R., Fariña, F., Carballal, A., y Novo, M. 2009) en un artículo titulado: "Creación y validación de un protocolo de evaluación forense de las secuelas psicológicas de la violencia de género", publicado en Psicothema, 21 ,paginas: 241-247. 

Unos años más tarde, otros autores/as (Vilariño, Novo, M., y Seijo, D., 2011), prosiguieron aplicando el S.E.G. a la violencia de género, plasmando sus conclusiones en el artículo: “Estudio de la eficacia de las categorías de realidad del testimonio del Sistema de Evaluación Global (S.E.G.) en casos de violencia de género”, publicado por la Revista Iberoamericana de Psicología y Salud, en su volumen 2, apareciendo en las páginas de la 1 a la 26. En resumen, el S.E.G., es un procedimiento aplicado a diversos ámbitos periciales y su eficacia es superior a la del SVA/CBCA+RM.

Ahora bien, para aplicar el S.E.G. se precisan una serie de condiciones que dificultan o condicionan su aplicación: “exige que sea practicada por un perito titular entrenado en la misma; que se graben y guarden las declaraciones (revisión externa de los métodos usados y validez jurídica de la prueba); que se registren y guarden las codificaciones de las declaraciones (revisión externa de los registrados de los criterios y de la fiabilidad de éstos); que las codificaciones sean realizadas por dos peritos por separado (evaluación de la fiabilidad de la medida); que se recaben dos declaraciones (evaluación de la persistencia); y que las declaraciones se obtengan por medio de la entrevista cognitiva” (citado en 2 ). En la práctica de la psicología forense de oficio hay determinadas situaciones ,como juicios por homicidio o delitos muy graves contra las personas, en los que por ley  dos peritos deben realizar el informe pericial. Por otro lado, la mayor parte de los casos en la práctica normal sobre  abusos sexuales, físicos o psicológicos,  a niños y adultos, generalmente es realizada por un sólo perito. Por tanto, el S.E.G. es difícilmente aplicable en la mayor parte de casos, y aun cuando lo fuera, al menos uno/a de los peritos ha de haber sido entrenado en el S.E.G.


En resumen, a día de hoy no hay estudios que indiquen cuál es la metodología más adecuada y aplicable al contexto forense empleando tan solo un perito. Tres son las opciones posibles para los y las profesionales de la psicología forense:

1.-Emplear únicamente el C.B.C.A./S.V.A. + R.M., asumiendo un 74-79% de eficacia en la valoración de la credibilidad e impidiendo esto, por sí mismo, estar lejos de la seguridad plena que habitualmente exige la ley.

2.- Aplicar el S.E.G. indicando las limitaciones, asumiendo que no se conoce qué nivel de eficacia que  posee cuando es aplicado por un solo perito y que, por extensión tendrá menos eficacia que el método original. Según nuestros consultores jurídicos, podría ser válido pues la valoración de la prueba se somete a la sana crítica del magistrado/a, si bien entendemos que a nivel científico, presenta problemas metodológicos.

3.-Combinar el C.B.C.A./S.V.A. + R.M. con pruebas psicométricas, proyectivas, documentales, entrevistas a familiares, y otros métodos, asumiendo que la eficacia de la medida mínima será del  74-79% y la máxima 
vendrá por el peso de la prueba en su conjunto, y quedará sometida a las y los miembros del tribunal, condicionados por la sana crítica del magistrado/a. Este proceder se denomina multimétodo y goza de aceptación nacional e internacional.

La investigación futura habrá de promover métodos que permitan que un sólo psicólogo/a forense alcance niveles de eficacia aceptables para el contexto forense. Otra posibilidad, seguramente más remota, consiste en que los Organismos Oficiales, Institutos de Medicina Legal y las empresas encargadas de elaborar las pericias psicológicas, doten a los profesionales de los medios para aplicar el S.E.G. contando con la formación, número de profesionales y criterios adecuados para ser aplicado con éxito en las Salas de Justicia. Hasta entonces, nos tememos que los métodos de análisis de la valoración de la credibilidad seguirán en una situación crítica. Aunque con todo, siguen siendo lo mejor que tenemos para saber si una persona dice la verdad o miente, y sin duda, dan mejores  resultados que la intuición o  cualquier otro método como el análisis de no verbal o los interrogatorios policiales.

Referencias bibliográficas destacadas: