lunes, 31 de agosto de 2015

Qué hacer cuando tu pasado te persigue



 “Hay un pasado que se fue para siempre pero hay un futuro que todavía es nuestro”.
   Frederick William Robertson


El pasado es ese punto de nuestra historia que vuelve en cualquier momento para recordarnos quién fuimos ayer y quienes somos hoy. Y es que, independiente de que esos momentos fueran buenos o malos, ya pasaron. Con todo, el pasado sigue ahí y nos acompaña cada día allá donde vamos. Pero, ¿qué ocurre cuando nuestro pasado nos atormenta, ensombreciendo el sol del presente?  Pues que se puede llegar a pasar entre regular y muy mal. Y lo cierto es que todos tenemos derecho a sentirnos bien(OMS,2013). Aunque bienestar y felicidad no son lo mismo, sí parece que tenemos derecho a,  cuanto menos, unas migajas sustanciosas de felicidad. Esto es coherente con lo que nos dice la Dra. Francine Shapiro. al afirmar que. "sólo porque lo sientas no tiene por qué ser verdad". 



El enfoque EMDR ( Eye Movement Desensitization and Reprocessing o Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos Oculares) asume que cuando los recuerdos nos afectan en el presente es porque nuestro cerebro no tuvo la oportunidad para poder integrarlos con éxito. De esta manera, el cerebro intenta superar estos recuerdos (o síntomas), traiéndolos al presente una y otra vez con el fin de que nos acostumbremos a ellos. Por tanto, el enfoque EMDR asume que la ansiedad, los miedos, las obsesiones y otros problemas nacen de experiencias pasadas no resueltas.


Ahora bien, unas de las limitaciones actuales del EMDR es que está indicado sobretodo para el Trastorno de Estrés Postraumático, reduciendo entre 77 y el 100% de la secuelas psicológicas derivadas de los traumas. Cierto es que hay resultados prometedores para la Depresión Bipolar. Pero también es cierto que para problemas como la depresión, puede ayudar a superar e integrar experiencias traumáticas, aunque lo hará como complemento a otras terapias psicológicas de eficacia conocida, las cuales es preciso que el profesional domine. La utilidad como complemento para la depresión, viene de la mano de que la depresión, con frecuencia, surge a raíz de algo (fallecimiento de alguien importante, ruptura amorosa, despido, etc.). El EMDR ayudará a reducir las emociones sobre los disparadores de los pensamientos depresivos y gracias a otras técnicas permite a la persona avanzar hacia delante.


Pero, ¿cómo  se superan los traumas usando EMDR? Pues mediante el Procesamiento Adaptativo de la Información (PAI), que es una capacidad del cerebro para procesar recuerdos. Imagínese que su mente es una red y que las malas experiencias que le azoran son hilos sueltos de esa red. El EMDR “reconecta” estas experiencias sueltas dentro de la red gracias a la capacidad natural del cerebro para reconectar redes, la cual llamamos PAI. 
Si por casualidad le viene a la mente el anuncio de algún champú reparador de puntas, también sería un buen ejemplo de cómo actúa el EMDR. Por tanto, es el PAI el que permite dar sentido y utilidad a las malas experiencias (o síntomas), haciendo adaptativo lo que es desaptativo. En otras palabras, permite que el cerebro asimile lo malo para que de ello se pueda sacar una experiencia productiva.


¿Y todo esto se hace sólo hablando de los traumas? Si bien es cierto que la escucha es  una parte importante del proceso, va más allá de hablar y escuchar. La herramienta principal es la activación de los dos hemisferios. Si usted toca su pierna derecha, su hemisferio izquierdo es el que se activa y viceversa. El EMDR usa los Movimientos Oculares (M.O.) como principal método de activación de ambos hemisferios. Como supondrá, existen otros métodos de estimular ambos hemisferios.  Muy resumidamente el proceso terapéutico es el siguiente:  en la fase 1 es donde la escucha y la comprensión tienen una importancia capital ya que de ella depende los traumas que se van reprocesar. Estos traumas son el objetivo del EMDR,  por ello se llama targets (objetivos en inglés). Básicamente hay dos tipos de targets. Las primeras "T" representan amenazas contra la vida o la integridad física de las personas. El segundo tipo son las "t", y representan momentos en los que una persona se sintió abandonada o  con carencias afectivas (f el abandono en la infancia solía ser sinónimo de muerte).  

En la fase 2 se prepara al paciente y se le dota de los recursos psicológicos necesarios. Se establece lo que se denomina "Un lugar seguro".En la fase 3 se mide el grado de perturbación del las "T" o las "t". Ya en la fase 4, podríamos decir que es donde más se aplican los Movimientos Oculares (MO). En las fases 5, 6, 7 y 8 es donde nos aseguramos que el reprocesamiento de la experiencia se ha producido correctamente, lo afianzamos y preparamos a la persona para el futuro. Entonces el proceso llega a su fin.  A lo largo se ha trabajado con  los elementos que componen los targets o recuerdos a procesar (Imagen, Cogniciones, Emociones, Sensaciones Físicas) así como las creencias negativas que nos pesan. Más allá de la sensaciones subjetivas, estamos ante una herramienta psicoterapéutica que, tal y cómo  comenta Pagani (2012), produce cambios neurológicos en el área límbica (lugar implicado en el almacenamiento y recuperación de la memoria, entre otras funciones) así como a regiones asociativas.


Esquema gráfico del área Límbica y descripción de algunas de sus funciones.


Además de estos cambios neurológicos, es importante aclarar que a lo largo del proceso de EMDR, hay buenos y malos momentos. Dentro de los buenos están las sensaciones de reconciliación, de tranquilidad, de seguridad o de volver a sentir cariño por un padre. Dentro de los malos están la tristeza, la soledad, la rabia y la culpa que llevamos en nuestro interior día a día y que guardamos en el cajón del falso olvido. Es lógico pensar que cuando aparecen recuerdos que llevan mucho tiempo ahí abajo, uno se encuentra con sensaciones paradógicas, con emociones intensas y con reacciones curiosas. Pero así es cómo un pasado oscuro puede dar a luz a un  futuro prometedor.